miércoles, 18 de febrero de 2015

7. VÍCTIMAS DE LA ERUPCIÓN

Se estima que en Pompeya vivían de unas 10.000 a 25.000 personas, mientras que Herculano se estima que debía tener una población de unos 5.000. 
No se sabe cuánta gente pereció por la erupción, aunque han sido recuperados unos 1.150 restos de cuerpos; para afinar la cifra habría que hacer moldes con sus impresiones en los depósitos de ceniza y los alrededores de Pompeya.

 En Herculano se han hallado restos de unos 350 cuerpos (300 en criptas abovedadas descubiertas en 1980). Sin embargo, estos números podrían indicar un enorme e infravalorado número del total de muertes en la región afectada por la erupción.


El 38% de las víctimas de Pompeya se hallaron en los depósitos de ceniza; la mayoría dentro de edificaciones. Se cree que murieron principalmente por el derrumbe de los tejados. Fuera de los edificios se encontró un escaso número de víctimas, que probablemente murieron por caídas de tejas o de grandes rocas proyectadas por el Vesubio.
 Esto difiere de la experiencia actual, puesto que en los últimos cuatrocientos años sólo un 4% de las víctimas murieron por lluvia de cenizas durante erupciones explosivas. El 62% restante de fallecidos hallados en Pompeya lo fueron por las oleadas de depósitos piroclásticos y, por tanto, sucumbieron debido a ellas; probablemente por una combinación de asfixia, durante la inhalación de ceniza, y a causa de la onda expansiva y los escombros proyectados a su alrededor.
 En contraste con las víctimas halladas en Herculano, el examen de la ropa, de los frescos y de los esqueletos demuestra que es poco probable que las altas temperaturas fueran una causa significativa.
Herculano, mucho más cercana al cráter, se salvó de la avalancha de tefra gracias a la dirección del viento, aunque quedó sepultada bajo 23 metros de material depositado por oleadas piroclásticas. Es probable que la mayoría (o todas las víctimas de esta ciudad) murieran por dichas oleadas, particularmente por las pruebas de las altas temperaturas halladas en los esqueletos de las víctimas encontradas en las criptas abovedadas del antiguo puerto, y la existencia de madera carbonizada en muchos de los edificios.
Pompeya y Herculano nunca fueron reconstruidas, aunque sobrevivieron habitantes de dichas ciudades y probablemente los saqueadores emprendieron un intensivo y salvaje trabajo tras las destrucciones provocadas por el volcán. La erupción cambió el curso del río Sarno y levantó la playa, razón por la que Pompeya no tiene hoy ningún río ni está adyacente a la costa.
La localización de las ciudades fue olvidada hasta su accidental redescubrimiento en el siglo XVIII. El propio Vesubio ha experimentado grandes cambios: sus laderas están desprovistas de vegetación y su cumbre se ha modificado en gran medida, debido a la fuerza de la erupción.





































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