martes, 12 de mayo de 2015

12. EL VESUBIO EN LA LITERATURA:


Las primeras excavaciones sistemáticas que se llevaron a cabo en la zona, empezaron en 1748 auspiciadas por el rey Carlos VII de Nápoles, futuro Carlos III de España. 
El escritor Conde de Fernán Núñez escribió lo siguiente acerca de las consecuencias:
Pompeya pereció en el gran terremoto acaecido en tiempo de Nerón, el 5 de febrero de 63, en el cual padeció también mucho Herculanum, que fue sumergido por la lava y las cenizas del Vesubio en la gran erupción acaecida en 4 de agosto de 79, en tiempo del emperador Tito. Esta erupción es la que describió con la mayor elegancia Plinio el Menor, que fue testigo ocular de ella, y cuyo tío Plinio el Mayor, el naturalista (que era general de la armada romana que cruzaba siempre las costas de Sicilia), pereció en ella, queriendo acercarse a tierra para socorrer a los desgraciados habitantes de las faldas del monte. Fue tal la fuerza de esta erupción y la cantidad de cenizas que arrojó de sí el volcán, que no sólo llegaron a Roma, sino a Asia y a Siria, y ellas acabaron de cubrir las ruinas de Pompeya.
Pero esas excavaciones comenzaron por unas razones, que bien relata en su testimonio de lo ocurrido:

Hacía ya mil seiscientos cuarenta y un años que estaba Herculano sepultado y nadie pensaba en verlo, cuando el Príncipe d'Elbeuf, que construía una casa de campo al pie del Vesubio en 1720, buscando para ella unos mármoles, encontró en las inmediaciones algunos ya trabajados, que le empeñaron en buscar otros. No sólo los halló sino que descubrió algunas estatuas antiguas, que regaló al Príncipe Eugenio de Saboya, y continuó en ir sacando. Pero viendo el Rey Carlos que, según todas las noticias antiguas, aquellas ruinas podían ser parte de las dos ciudades Pompeya y Herculanum, cuya situación era: la primera hacia la Torre del Greco y la segunda entre ésta y Nápoles; creyó que era necesario todo el poder y medios de un soberano para hacer con utilidad este descubimiento, que tanto podía interesar a la literatura y a las artes, y así, satisfaciendo al príncipe sus gastos y comprando el terreno, emprendió a toda costa la excavación bajo la dirección de personas hábiles que en esta obra, digna de un monarca, han dado impresa a Europa la colección más interesante y completa que puede imaginarse, y que van continuando. La excavación de Herculanum se empezó en 1750. Unos paisanos hallaron después de esta época las ruinas de Pompeya.




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